La pugna que se originó entre los trabajadores municipales y el Ejecutivo comenzó el 22 de mayo, cuando al no lograr un acuerdo paritario, los representantes gremiales decidieron impulsar medidas de fuerza consistentes en el quite de colaboración con asistencia a sus lugares de tareas.
La Asociación Trabajadores del Estado (ATE), el Sindicato de Obreros y Empleados Municipales (SOEM), Unión Personal Civil de Nación (UPCN) y el Sindicato de Obras Sanitarias de la Provincia de Buenos Aires (SOSBA) denunciaron ante el Ministerio de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires, en tiempo y forma, la pretensión de la medida de fuerza a realizar, lo que habilitó la mediación del organismo bonaerense.
Las audiencias sin éxito generaron que la crisis escalara en tiempo, conflictividad y complejidad.
El Gobierno local presentó varias opciones que nunca llegaron a alcanzar las pretensiones de las 4 organizaciones gremiales que se mantuvieron en un solo bloque. Y además utilizó como estrategia una denuncia ante la Justicia para cercenar parte de los derechos y libertades que contempla un plan de lucha.
La Justicia ordenó que se garantizara la libertad de uso del derecho a peticionar en forma pacífica sin que se pudiese cortar calles o impedir el acceso a los lugares de trabajo.
Los empleados de la Municipalidad estuvieron hasta ayer en la incómoda, pero inflexible situación de asistir a sus lugares de tareas sin realizar sus actividades habituales.
En las aéreas esenciales se decidió que se cumplieran por turno tal como instruye el derecho, aunque el Ejecutivo Municipal trató de torcer algunas voluntades de sus empleados, objetivo que nunca logró.
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Los gremios, unidos en la defensa de sus requerimientos, mantuvieron la unidad hasta el fin de las negociaciones.
Los representantes sindicales decidieron utilizar el sistema de asambleas para tomar decisiones y una de las más impactantes fue cuando el Ministerio de Trabajo le solicitó al Ejecutivo una amplia lista de requerimientos, que 72 horas después y vencido el plazo no fueron presentadas.
Las negociaciones se mantuvieron con respeto, sin ningún tipo de incidentes ni daños a vehículos oficiales ni tampoco a inmuebles, aunque con un clima de tensión que hace más de 30 años no se vivía.
Los trabajadores municipales se mantuvieron en sus puestos de trabajo con la lógica ansiedad de los resultados de cada una de las reuniones.
El momento cumbre se vivió el viernes, en una asamblea realizada en las puertas del Palacio Municipal, con cerca de 300 trabajadores que habían agotado el tiempo espera de propuestas superadoras.
El fin de semana fue de reflexión de las partes que lograron arribar a un acuerdo en un encuentro que empezó pasado el mediodía, en el Palacio Municipal.
Se firmó el acta donde consta que se incrementan los básicos salariales en un 12 por ciento para el corriente mes y un 10 por ciento para julio, con el compromiso de abordar el tema paritario antes de mediados de agosto, como así también la incorporación de personal en situación de contratados a la planta permanente.
De este modo, todos los servicios, oficinas técnicas y de la administración municipal vuelven a la normalidad.
El conflicto llegó a su fin, pero puso en crisis a un Gobierno Municipal que no tuvo la capacidad de evaluar ni de comprender en su verdadera dimensión las necesidades de sus trabajadores.
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