Con su espíritu relajado y “amiguero”, a los 68 años, falleció Hugo “Diky” Della Valle, debido al agravamiento de un cuadro de una neumonía repentina.
En cuestión de días, la enfermedad se apoderó de sus pulmones, ya debilitados por el cigarrillo e impactó en su corazón y el viernes falleció.
Hasta el último momento, “Diky” mantuvo su peculiar estilo descontracturado, caracterizado como “bohemio y desinteresado”, según su hermano, Raúl Della Valle.
Durante su vida, fueron muy unidos, aunque con estilos de vida divergentes. “Mi hermano me siguió siempre. Lo llevé a trabajar conmigo en el diario y después en la imprenta de Ayestarán, en la parte técnica”, recordó.
La tarea de “Diky”, como fotomecánico, era dedicarse a manejar las películas contra una chapa que imprimía los diseños, aunque también dibujaba y escribía por su cuenta, ya que “era muy bueno, muy dúctil para las tareas manuales, pero nunca le importó estar en grupos culturales”, aseguró Raúl.
Desde adolescente, Hugo recibió el apodo de “Diky” por la Ballena Moby Dick. “Le decíamos así porque era muy gordo en su adolescencia, pero jugaba muy bien al básquet y se destacó en el Club Gimnasia. Llegó a jugar en la primera y ganó dos veces el Campeonato Juvenil”, recordó Raúl a PRIMERA PLANA.
“Perteneció a la primera promoción del Colegio Hermanos Maristas de Pergamino y cuando se recibió se fue a Rosario a estudiar abogacía y después arquitectura a La Plata, donde también jugó al básquet en el Club Gimnasia y Esgrima de esa ciudad. Pero largó las dos carreras enseguida porque quería estar en Pergamino”, precisó.
El reconocido periodista y diseñador gráfico de la ciudad, recordó a “Diky” como un hombre “que dedicó su vida a los amigos, a ir de bar en bar y de casa en casa. Siempre vivió como un gran bohemio y era muy querido”.
Esto se vio reflejado tras la noticia de su muerte, que tuvo un fuerte impacto en la comunidad pergaminense por la pérdida de un ser querido por todos. “Nunca conocí a otro tipo así como él, con poca importancia a lo material, muy ligado a la amistad. Un soltero empedernido, muy vago, visitador de bares, de amigos y de vinos”, expresó Raúl.
Sin embargo, sostuvo que “esa vida lo llevo a la muerte, porque seguía fumando como el primer día, como 50 cigarrillos diarios. A lo mejor ni se abrigaba ni le importaba tomar frio, hasta que el lunes me dijo: ‘Estoy mal; no puedo respirar’”.
Raúl llevó a su hermano al Hospital Interzonal General de Agudos “San José”, donde quedó internado por neumonía. “Recibió una atención sensacional, pero esto lo agarro débil por el cigarrillo y el viernes el corazón no le aguanto más”, lamentó.
Su hermano, su familia y todos sus amigos lo recordarán como un “gran bohemio”, con su pelo largo hasta la cintura, anudado atrás, muy “amiguero” y amante de la tranquilidad de disfrutar de un cigarrillo y una buena copa de vino.
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