Durante la madrugada del lunes, un joven de 19 años fue asaltado en calles Alem y Florida por dos sujetos encapuchados y con armas, que circulaban en una moto, tipo 110 centímetros cúbicos, color negra.
La víctima fue amenazada por uno de los delincuentes, quién lo apuntó con un arma de fuego en el estómago y, tras la amenaza de “dame todo lo que tenés”, se vio obligado a entregarle sus pertenencias: Un celular, una billetera con documentación y hasta el buzo y la campera que llevaba atada a la cintura.
“Ante la situación me sentí muy asustado. Con miedo, corrí hasta mi casa, que no quedaba muy lejos. Al llegar, a la 1:30 de la mañana, mis papás me atienden y al instante llaman al 911. La Policía confirmó que iba a mandar un móvil, el cuál estuvimos esperando hasta las 4:30 de la mañana, pero nunca llegó”, le dijo el joven a PRIMERA PLANA.
La tarde del mismo lunes, la víctima del robo fue a hacer la denuncia a la Comisaría Primera. Durante la espera intentó comunicarse a su número de celular varias veces. Luego de varios intentos, lo atendió un hombre que dijo haber comprado el teléfono y que no iba a devolverlo. Luego se escuchó una voz femenina que afirmó nuevamente haber comprado ese celular por 3 mil pesos a alguien de su barrio. Dado que el teléfono no se podía desbloquear ni apagar, el joven pidió que se lo devuelvan. “Insistí en que tenía cosas muy importantes guardadas ahí. Ella dijo que si quería recuperarlo tenía que entregarle 5 mil pesos: Una parte para devolverle lo que habían pagado y otra por su buena predisposición. El punto de encuentro pautado fue calles 11 de Septiembre y Anolles”, precisó la víctima.
En virtud que la denuncia no había sido efectuada todavía, el joven puso al tanto de la situación a la secretaria de la comisaría, ésta llamó al jefe e inmediatamente se ofreció a ayudar.
A la zona pactada para la transacción no es posible llegar con móviles policiales, por lo tanto el joven persuadió a la mujer para cambiar la ubicación. “Le hice creer que no soy de acá y que se acercara un poco más al Centro. También me dio su nombre y confirmó que poseía mi campera de canelones, pero que no la iba a devolver”, señaló.
Mientras tanto, la Policía se comunicó con la Fiscalía y al llegar al punto de encuentro acordado lograron detenerla. A su vez, recuperaron el celular, la campera y horas más tarde, el buzo que el joven llevaba atado a la cintura, que estaba en manos de una persona conocida de la mujer.
La víctima agradeció la buena predisposición de los efectivos policiales y de la Fiscalía Nº 2, quienes en ningún momento dudaron en ayudarlo. “Todavía me siento con temor por todo lo ocurrido. Si bien muchas personas no se atreven a denunciar, gracias a Dios yo tuve la fuerza de poder hacerlo y así dar un poco de luz a la inseguridad que estamos viviendo”, aseguró PRIMERA PLANA.
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